jueves, 11 de abril de 2013

Chicago

Asia es muy bonita. Filipinas es muy bonita. Manila es lo más feo de este mundo la capital…pero desgraciadamente se acabó lo que se daba. Se acabó Boracay, se acabó Palawan y se acabaron otros chollos como Yellow Cab, Pollos y los donuts del Krispy Kreme… ¡o no! Esos donuts, que son placas de ateroma listas para taponar la más sana de las arterias hacen tan ricos en Krispy Kreme sí los hay en mi nuevo pueblo: ¡Chicago!
Hay que ser flexible y tolerante en esta vida y adaptarse a la gastronomía local. Yo, sacrificado donde los haya, voy a hacer el esfuerzo.
Ni que decir tiene que Chicago y Manila se parecen lo que yo a un nórdico. Chicago tiene sus cosas buenas y malas y Manila tiene a Cebu Pacific para escaparse de allí a la primera de cambio lo mismo.
Absolutamente innnecesario que yo indique si esto es Chicago o Manila, no?
Por lo pronto, aquí no se me inunda la casa con los tifones, aunque bien es verdad que estas temperaturas tampoco dejan el agua líquida mucho tiempo. Hace un frio del carajo y yo ya no estoy acostumbrado a estas cosas, qué queréis que os diga. Lo mío ya iba siendo más la tumbona en White Beach con mi bañador, mis cholas, y mi mojito. Pero a todo se acostumbra uno, y al menos ya no hace falta ni preguntarse qué tal está el tiempo hoy. Hace frio y punto. Te abrigas y te aguantas hasta que llegue el verano. Tanto es así que en los períodicos han visto absurdo seguir gastando espacio con el mapa del tiempo y lo han sustituido por el mapa de homicidios, que es una afición bastante extendida en la ciudad.
Todo estudiadísimo, oye. Aquí no se cargan a alguien sin que los de estadísticas se enteren de los detalles. ¡Bravo, estadísticos!
A pesar de estos pasatiempos locales, es muy sencillo convivir con los estadounidenses. Dios me libre de decir que algunos filipinos no lo eran… La gente suele ser amable y lo cierto es que se está muy bien con ellos. Pero tampoco nos vayamos a pensar que son perfectos, eh? que hay algunas cosas que aún me dejan de colores. Ni el niño más ingenuo al enterarse de quiénes son los Reyes Magos pone una cara de incredulidad como algunos estadounidenses cuando se les cuenta que España NO ESTÁ EN AMÉRICA LATINA. Por experiencia digo que no termina de quedarles muy clara la cosa al enterarse de que no, España no es lo mismo que Cuba. No, tampoco es lo mismo que Puerto Rico. Ni que México tampoco. Que, efectivamente, lo que pasa es que es un país distinto y que, además, está en otro continente. Así es, compañeros americanos, hay más continentes además de América, increible pero cierto. Y… sí, a pesar de no ser de México podemos hablar español… Más nos vale que estos amigos no aporten nunca su sabiduría a la wikipedia o millones de trabajos escolares suspenderán estrepitosamente. Afortunadamente hay muchos que, aunque sólo sea como fuente de sol y fiesta, conocen España y el mayor problema que hay al tratar con ellos es son sus millas, sus pies, sus libras, sus onzas y sus grados Fahrenheit, aunque ni pienso intentar entender por qué no prefieren los sistemas decimales porque si algo aprendí en Filipinas, es que hay cosas ante las que es mejor asentir, asumirlas y a seguir a otra historia.
¿La tierra media?, ¿Westeros? No, el mundo visto según algunos estadounidenses
Como ciudad, Chicago es muy completa. Hay de todo, como en Nueva York, pero a un ritmo más tranquilo y sin tanta basura por las calles. El centro de la ciudad es muy bonito, con edificios altos, calles amplias y muchas tiendas. El río divide la ciudad en dos y seguro que en verano luce mucho, igual que lo hizo cuando lo tiñeron de verde para la celebración San Patricio.
Un río muy versatil. Al día siguiente es transitable a pie gracias a los cadváveres de peces con número impar de ojos.
Mejor aún que el río estará, en verano, el lago Michigan. Es tan grande que se puede considerar una playa y seguro que tiene mucho ambientillo cuando llegue el buen tiempo y salgamos todos como lagartijas al sol. Mi barrio, Lakeview, además de sonar muy pijo, cosa que me encanta, está cerquita del lago. Ojo que no ha sido ni mucho menos fácil encontrar techo y he estado rotando por casas de amigos cual hijo de padres divorciados en fines de semana alternos. Bien es verdad que he llegado en invierno y aquí no asoman la nariz a la calle hasta que no hace bueno, así que de mudarse ya ni hablamos… Poquita oferta y cara de narices, como todo en esta ciudad y más si vienes de Filipinas. ¡¿¡Dónde quedará el Tanduay por menos de 100 pesitos!?! Por este dineral habría vivido en Dasmariñas el año pasado y en la Moraleja cuando estaba en España, con el consiguiente aumento en la probabilidad de braguetazo y nuevo estatus de mantenido. Además no queda aquí la cosa, no. Las casas vienen con una mano delante y una detrás. Ni un triste mueble así que a darle a la tarjeta de crédito hasta que le salgan agujetas.
En verano lo del lago, eh?...en verano
Afortunadamente ya estoy asentado y, además de frío y muertos un lago y un río, Chicago ofrece bastantes cosas que hacer en el tiempo libre. Es bastante fácil ir al cine gratis de manera casi legal, suele haber bastantes eventos, en verano hay conciertos al aire libre de grupos musicales mayoritariamente alternativos así que iré con mi mp3 de grandes éxitos de OT. Sin embargo aquí hace falta como el comer un buen Cebu Pacific que ayude a culos inquietos como yo a quitarse en mono de avión. Está Southwest, está Spirit….pero no es lo mismo, no me dicen mangyari po lamang ni me preguntan si llevo objetos peligrosos como vinagre, cargadores de móvil, pelotas o paraguas. Eso sí, el toque simpático de dejarte tirado en los aeropuertos una noche entera sí lo comparten con Cebu. Esta vez, ni en Pekín, ni en Tokio sino en Los Angeles, pero de eso ya hablaremos con el viaje por California, que esto no era más que una presentación y ya se está alargando mucho.
Empiezo a ver esta película como autobiográfica

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